jueves, 20 de abril de 2017

Barrilete

Y remontamos. Todos los días remontamos. Desde el día uno, remonto todo el tiempo, y no solo por mi sino por vos también.


Contamos, uno, dos y zas! TRES. El número que dio origen al tobogán de emociones. Avanzamos, frenamos, volvimos, bajamos, todo por evitar una catástrofe, catástrofe que podríamos haber evitado antes del conteo. Sobre todo porque hay sentimientos de por medio, porque, aunque dijimos que teniamos tres (otra vez, ese número maldito) propósitos, 1- Que no se note. 2- Que no me afecte. 3- Que no te afecte, solo cumplimos uno.

El número 1.

Y creo, porque en realidad es que hubo mucho llanto, arrepentimiento, dolor(?), despedidas (quince veces nos despedimos!) y mucho sentimiento. Mucho amor... Así que pongo en duda si cumplimos los otros dos puntos. A mi entender, no.

Pusimos fecha de vencimiento a algo que no podíamos manejar, nos hicimos los superados todo el tiempo diciendo: "Nah, todo va a estar bien, quedate tranqui, somos amigos igual", suponiendo que a partir de la despedida iba a ser así. Y nos equivocamos, lamentablemente. Nos despedimos más veces de las que podemos contar, que de este mes no pasa, esta semana no pasa, este finde no pasa, a partir de hoy... Incluso asumimos distintas responsabilidades que en cierta forma, nos mantenían ocupados y alejados uno del otro. Y nos equivocamos, otra vez. No. No. Y no. No fue como queríamos. Fue como tenía que ser, como estaba escrito, como los planetas decían, como los astros mostraban o como Dios quería. No. De nuevo, NO. "El hombre propone, y Dios dispone".

Seguimos, remontando, como dije al principio, por mi pero mas por vos. Porque te vi dispuesto a todo a pesar de todo, porque peleaste con el corazón, pero te ganó la razón. Y porque dibujaste, todo el tiempo, el motivo, el lugar, el porque, hasta el clima.

Dijimos que no. Y el cuerpo, el alma, la adrenalina, la razon y el corazón decían que si. Que esta vez si. Una vez más. Pero siempre nos prometiamos eternidad.


Y lo bueno de las promesas es que duran  poquito, son tan efímeras que se desaparecen antes de decirlas.

Te fuiste, y cuesta asumir que ya no estas, que el avión de papel no viene más con sus mensajes de puro amor, de pura pasión o simplemente de amistad. Cuesta porque fuimos el uno para el otro, todo el tiempo. Mi amigo, mi confidente, mi amor, mi todo.