domingo, 16 de septiembre de 2012

Que el resto explote.

NO QUIERO:
"No quiero ningún tipo de diálogo o acercamiento con quienes siguen revolcándose en sus impúdicos desprecios de clase, con quienes el barro de la historia los encuentra siempre del lado de los que se quedan con la rama.
No quiero comuniones con ninguno de esos, con ninguno de los agoreros del odio, los que en sus cánticos individuales exudan babas rabiosas contra quienes sudan la patria y la camiseta. 
No quiero, y poco me importa, encontrar un consenso con aquellos a los que nunca les tiembla la razón a la hora de golpear los derechos y los cuarteles. Con los que sin resquicios de sus conciencias, ni atisbos de sus creencias, machacan su yo por encima del nosotros que ha recuperado la vida y las esencias.
No me importa en lo más mínimo reconciliarme con nadie que declama el miedo como único medio de volver el miedo contra quienes definitivamente lo han perdido.
No quiero, no me conmueve la tilinguería que aduce que el pueblo salió a la calle cuando refieren al mismo pueblo que aplaudió a Galtieri, a Menem, a Blumberg, a los patrones de la 125, a Duhalde, a Del Ser, a Macri. Dejo manifestado, quiero dejar bien claro, que no me importa que se hundan e el fondo de sus miserias que no son las mías, que no son las nuestras.
No renunciaré un instante de mi vida a entregar ninguna de las banderas conseguidas, no tengo ganas, no me interesa conciliarme con los pérfidos reaccionarios que le dicen "yegua", "Kretina" y le desean la muerte a la Presidenta de la Nación Argentina."

Eduardo Aliverti
Tramo de su editorial en Marca de Radio.
Sábado 15 de septiembre de 2012.


Las cacerolas que sonaron en el 2001, fueron vacías, con sueños y promesas rotas, con hambre, con tristeza, con desesperación, con angustia. Sonaron en busca de justicia. En búsqueda de solución.

Las cacerolas que sonaron el jueves 13 de septiembre del 2012, emitían un sonido vacío, hueco, que lanzaba odio, repulsión, disconformidad con la justicia, incoherencia, y tantas otras cosas más.
Estas cacerolas, nunca pasaron lo que pasaron las cacerolas del 2001. Porque estaban conformes, comiendo y pisoteando al argentino, hermano, que no la pasaba bien. Nunca van a entender que fue lo que pasó realmente. Porque todas esas cacerolas, siempre tuvieron y van a tener, un solo objetivo: satisfacer su propio y egocéntrico interés. Y que hay del resto? Que el resto explote.