Perdoname si todavía no tiro la toalla. Perdoname si sentís que se te piensa tanto. Perdoname. Pasó tanto tiempo y esta cabeza no puede parar de pensar. Es casi tan fuerte como un capricho, que no se cumple. La insertidumbre te deja así, según mis cálculos. Regulando y no te miento, te quema la cabeza. Rearmas el rompecabezas y está lindo. No sabés que le falta nada más para entender el dibujo. Perdoname por buscarle una explicación a todo y pensar tanto. Ya me lo dijeron, prometo ponerlo en práctica a partir de ahora, pero es hipócrita de mi parte negar que no tengo ninguna sana intención de olvidarte. A menos que cumplas mi capricho: una explicación.
Perdón por esto. Gracias por eso.
Eliana Olmedo